Todos muy nerviosos y emocionados esperábamos nuestro autobús que nos llevaría hasta la Granja-Escuela " El Castillo" de Piñar.
Este es el momento de la llegada, después de un viaje sin ningún tipo de incidente.
Nos esperaban los monitores que nos recibieron con un delicioso desayuno.
Nuestra seño aprovechó este momento para echarnos, por primera vez, protección solar en la carita y en los brazos. ¡Es muy importante para que el sol no nos dañe!
Terminado el desayuno, nos dispusimos a visitar a los animalitos de la granja y bajamos jugando al juego de "las estatuas". ¡Nos partíamos de la risa!
¡Un paisaje precioso y un fresquito césped nos esperaban!
Los primeros en llegar fueron dos lindos y pequeños conejitos a los que pudimos coger en nuestros brazos y acariciar.
Luego llegó una cabrita que, para refrescarse, se había metido en una fuente y estaba ¡toda empapada y fresquita!
Después llegó una preciosa ovejita. Era blanca y suave y le encantaba jugar y saltar.
Luego fuimos a visitar a las gallinas...
A un lemur...
A un pavo real...
A unos pajaritos...
¡Y a un avestruz!
Y por fin...¡ la hora de comer! La verdad es que estábamos todos hambrientos y sedientos, así es que ¡la comida nos supo deliciosa! Y de postre hubo ¡hasta helado de nata y chocolate!
Después de reponer fuerzas nos volvimos a poner protección para el sol y llegó la hora de ver una "Exhibición de aves rapaces": cernícalos, buhos, águilas, lechuzas...
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A todos se les dio la oportunidad de poder mantener a un águila en su brazo, pero sólo los más decididos quisieron hacerlo.
Además de realizar un taller de pintura rupestre, montamos en un tren y dimos un paseo por el pueblo. Como ya estábamos un poco cansados, fue la mejor forma de terminar nuestro intenso día.
Aquí tenéis nuestra foto final de todo el grupo...
Y nuestro viaje de vuelta "soñando con los angelitos". Gracias papis y mamis por confiar en nuestras seños y hacer de nuevo posible nuestros sueños.